Sanar nuestra sexualidad después de haber experimentado dolor o algún trauma puede parecer un camino difícil y abrumador.
Pero quiero decirte que la sanación es posible, y que hay muchas personas que han recorrido este camino antes que tú y han encontrado formas de recuperar su sexualidad.
Cómo recuperar mi sexualidad
La respuesta a esta pregunta no es una fórmula matemática.
A mí me gusta pensar en la sanación como un camino. Y aunque cada camino es diferente, sí existen distintos “pasos” que puedes seguir.
Recuerda que no estás sola en este camino, y que mereces tener una sexualidad saludable que te dé alegría y placer.
Ser conscientes
La primera etapa de la sanación tiene que ver con tomar consciencia de la raíz del problema y de los problemas específicos.
Por un lado, es importante ser consciente de cuándo y cómo se dañó nuestra sexualidad para poder identificar las heridas específicas.
Por otro lado, identificar las heridas específicas puede ayudarnos a comprender mejor cómo y cuándo se dañó nuestra sexualidad.
Ambos aspectos son importantes y suelen ser abordados durante la primera parte de la sanación. El orden puede variar según la situación y las necesidades individuales de cada persona.
Lo importante es estar dispuesta a explorar ambos aspectos.
¿Cuándo y cómo se dañó tu sexualidad?
Para poder sanar nuestra sexualidad, necesitamos ser conscientes de de dónde viene esa necesidad de sanar.
¿En qué momento tu sexualidad fue herida?
A menudo, después de haber experimentado dolor o trauma sexual, podemos desconectarnos de nuestra sexualidad o sentirnos incómodos al respecto.
Es posible que hayamos experimentado bloqueos emocionales o físicos, o que hayamos desarrollado una relación negativa con nuestra sexualidad.
Para empezar, podemos tomarnos un momento para reflexionar sobre cómo nos sentimos con nuestra sexualidad en este momento. ¿Cómo nos sentimos acerca de nuestro cuerpo? ¿Cómo nos sentimos acerca de la intimidad y la sexualidad? ¿Hay alguna emoción que surja cuando pensamos en nuestra sexualidad, como vergüenza, culpa o miedo?
Estas son algunas posibles causas:
Abuso sexual. El abuso sexual puede ser una causa significativa de heridas en la sexualidad. Si crees que el abuso sexual tiene algo que ver en tu relación con tu sexualidad, te recomiendo esta publicación: secuelas del abuso sexual en la sexualidad.
Experiencias negativas en el pasado. Además de un abuso sexual, las experiencias negativas en general, como una educación sexual pobre o mensajes negativos sobre la sexualidad de la familia, pueden tener un impacto duradero en la relación de una persona con su sexualidad.
Problemas sexuales. Los problemas sexuales, como las disfunciones, también pueden tener un impacto la relación con nuestra sexualidad.
Problemas de relación: Los problemas dentro de una relación, como la falta de comunicación o la infidelidad, pueden tener un impacto significativo en la vida sexual de una persona y causar heridas en la sexualidad.
¿Cuáles son las heridas que necesitas sanar?
Ser conscientes de cómo nuestra sexualidad fue herida es un paso importante para comenzar a sanar.
A fin de cuentas, no podemos sanar lo que no sabemos que está herido.
Al reconocer estas heridas, podemos comenzar a trabajar en liberarlas y a sanarlas
Es importante recordar que las heridas no nos definen como personas, y que no somos responsables de lo que nos sucedió. Sin embargo, podemos tomar el control de nuestra sanación y trabajar para recuperar nuestra sexualidad.
Si quieres descubrir algunas posibles heridas, puedes acceder a este inventario. Aunque está dirigido a sobrevivientes de abuso sexual, puedes ver distintas actitudes, creencias y comportamientos que reflejan una sexualidad herida: Inventario de creencias y comportamientos sexuales.
Aceptarse a una misma
Durante la etapa anterior, es muy probable que descubramos que hay heridas relacionadas con nuestro autoconcepto (la opinión que tenemos sobre nosotras mismas).
Trabajar en nuestro autoconcepto es uno de los primeros pasos en la sanación porque la forma en que nos percibimos a nosotras mismas y cómo nos valoramos tiene un impacto significativo en cómo experimentamos nuestra sexualidad.
Y parte de la sanación es aceptar nuestra sexualidad tal como es en este momento. Así no estemos cómodas en este momento y sintamos que hay algo por sanar, necesitamos reconocer que nuestra sexualidad es una parte muy importante de nosotras mismas.
Reconectarnos con nuestro cuerpo
Reconectarnos con nuestro cuerpo es fundamental para sanar nuestra sexualidad herida. De hecho, la relación que tenemos con nuestro cuerpo forma parte de nuestra sexualidad.
Al reconectarnos con nuestro cuerpo, podemos empezar a sentirlo como nuestro aliado y no como nuestro enemigo. Aprenderemos a escuchar sus necesidades y a respetarlo, lo que nos llevará a tener una mejor relación con nuestra sexualidad.
Además, el hecho de estar en sintonía con nuestro cuerpo nos permitirá disfrutar más del placer sexual y nos ayudará a identificar lo que nos gusta y lo que no en nuestras relaciones sexuales.
Reconectarnos con nuestro cuerpo implica sentir las emociones en él. Las emociones no existen sin nuestro cuerpo, porque es ahí donde las sentimos.
Desde que somos bebés, nuestras emociones se traducen en sensaciones físicas y gracias a ellas aprendemos. Mientras vamos creciendo decidimos ponerle nombres a las emociones y racionalizarlas, pero eso no significa que dejen de traducirse en sensaciones físicas.
Así nos hayamos tenido que desconectar de esas sensaciones para sobrevivir.
Hacer una sanación implica remover distintas emociones que tenemos que aprender a sentir. De hecho, necesitamos sentir esas emociones y sensaciones físicas para poder sanar.
Es importante llorar nuestra soledad, nuestra vergüenza, nuestra humillación, nuestra rabia. Las lágrimas limpian, liberan energía acumulada y nos ayudan a aliviar nuestro dolor.
Solamente sintiendo el dolor, podemos lograr que nos deje de doler.
Paso 4: Modificar comportamientos sexuales
En la mayoría de casos, una sexualidad herida se ve reflejada en distintos comportamientos sexuales negativos (en este inventario puedes reconocer algunos comportamientos sexuales específicos).
Es importante reconocer que algunos de nuestros comportamientos sexuales pueden ser negativos y que necesitan ser abordados para poder avanzar en nuestra sanación.
Podemos comenzar por identificar cualquier comportamiento sexual que nos haga sentir incómodas o disconformes, y luego explorar por qué nos sentimos de esa manera. Un ejemplo muy común es no saber decirle “no” a alguna actividad sexual que no queramos hacer.
Por otro lado, también es importante aprender qué tipo de comportamientos sexuales son saludables para nosotras mismas y reforzarlos.
Aprender a sentir placer
Para mí, recuperar mi sexualidad significó interiorizar que merecía sentir placer y aprender a disfrutarlo.
Pero es muy difícil hacer (y quizás imposible) si no ha habido un trabajo interno previo.
Muchas veces nuestros comportamientos nos alejan de sentir placer porque alguna parte de nuestro cerebro sigue creyendo que tenemos que pagar por lo que sea que nos haya sucedido.
Y una forma de pagar es privándonos de sentir placer.
Pero la realidad es que el placer es un componente esencial de nuestras vidas y solamente por el hecho de ser humanas, ya lo merecemos.
Staci Haines menciona que reclamar el placer es como dejar que entre agua en una esponja que se secó hace mucho tiempo. Una esponja dura y crujiente. Al inicio, la esponja repele el agua. Se necesita un poco de tiempo para que, poco a poco, muy lentamente, la esponja deje que el agua entre nuevamente. Y si a esa esponja la dejas nuevamente secar, se va a endurecer de nuevo. Por eso necesita sumergirse en agua regularmente.
A mí esa imagen me hace mucho sentido.
Si alguien aprendió a negar el placer, también aprendió a resistirse a él. En esos casos, aprender a sentir placer, toma tiempo y necesita ser un aprendizaje lento y constante.
Si has vivido una experiencia traumática…
Si necesitas sanar tu sexualidad por algún trauma, es importante que también tomes en cuenta que sanar un trauma es un proceso complejo.
Si es tu caso, te recomiendo leer esta publicación: Cómo sanar un trauma por abuso sexual.
Aunque el post está enfocado en el abuso sexual, hablo de las etapas en las que se debería sanar cualquier trauma.
Dos libros sobre sanación sexual
Si quieres profundizar en el tema de la sanación sexual, puedo recomendarte dos libros.
El viaje para Sanar la Sexualidad
The Sexual Healing Journey de Wendy Maltz fue el libro con el que yo comencé mi proceso de sanación sexual.
Si te animas a leerlo, ten en cuenta que comparte muchas historias de abuso sexual y que eso puede ser duro para algunas personas (pero siempre puedes saltarte esas partes).
Este libro me hizo darme cuenta que no estaba sola: que muchas cosas que yo sentía, que toda la «incomprensión» que sentí durante muchos años, es un síntoma común en sobrevivientes de abuso sexual.
ConSentimiento: Programa de sanación
Si quieres algo más práctico y más “paso a paso”, te recomiendo mi libro en el que he resumido y sistematizado mi propio camino y el de otras sobrevivientes de abuso sexual.
Consiste en 12 capítulos progresivos para que puedas avanzar solo cuando te sientas cómoda y lista para hacerlo.
Además de la información, por cada capítulo encontrarás herramientas, tareas y ejercicios prácticos para que puedas asimilar todo lo que vas aprendiendo.
Si te interesa, puedes ver más información aquí: ConSentimiento: Programa de Sanación.
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