¿Alguna vez te has preguntado dónde aprendiste todo lo que sabes sobre sexo y sexualidad?
Es posible que hayas tenido «la charla» con tus padres, o tal vez hayas aprendido de amigos o de tu propia experiencia.
Pero, ¿fue suficiente para tener una sexualidad responsable y saludable?
En este artículo, vamos a hablar de la importancia de la educación sexual y dónde podemos obtener información precisa y confiable sobre temas de sexualidad.
¡Comencemos!
Contenido
Qué es la educación integral de la sexualidad (ESI)
La educación sexual integral es un enfoque holístico y completo que aborda diversos aspectos de la sexualidad, incluyendo la biología, la psicología, la sociología y la ética.
Este enfoque es fundamental para comprender nuestra sexualidad y fomentar una relación saludable y segura con nuestro cuerpo y nuestras relaciones.
Educación sexoafectiva. La educación sexual afectiva es un aspecto importante de la educación sexual integral que se enfoca en el desarrollo emocional y psicológico en relación a la sexualidad. Este enfoque tiene como objetivo fomentar el respeto, la empatía, la comunicación efectiva y la comprensión de las emociones y necesidades propias y ajenas en el contexto sexual.
Educación reproductiva. La educación sexual reproductiva se enfoca en la biología y la salud reproductiva, incluyendo el ciclo menstrual, la fertilidad, los métodos anticonceptivos y las enfermedades de transmisión sexual. Este enfoque busca proporcionar información precisa y fiable sobre los aspectos fisiológicos y de salud relacionados con la sexualidad.
Cuáles son los objetivos de la educación sexual integral
La educación sexual integral tiene como objetivos principales el autoconocimiento, la toma de decisiones informadas, el respeto por la diversidad y la equidad de género.
Al promover una comprensión más amplia de la sexualidad y las relaciones, se busca ayudar a las personas a desarrollar habilidades y actitudes positivas hacia el cuerpo y la sexualidad.
La educación sexual integral es importante porque ayuda a prevenir la desinformación, los prejuicios y la discriminación relacionados con la sexualidad.
La educación sexual integral puede ayudar a prevenir el abuso sexual al proporcionar información sobre el consentimiento, la prevención de la violencia sexual y el reconocimiento de los signos de abuso sexual.
También puede fomentar una comprensión más amplia de las relaciones y la sexualidad, lo que puede ayudar a prevenir comportamientos violentos o coercitivos en el contexto sexual.
Enseñanza de la sexualidad: no solo es una materia en las escuelas
La educación sexual es una parte importante del desarrollo humano que se extiende más allá de la educación formal.
Si bien es cierto que la enseñanza de la sexualidad en las escuelas es necesaria y puede marcar la diferencia en la vida de los estudiantes, no es la única forma en que se puede obtener una educación sexual integral.
De hecho, no haber llevado educación sexual como una materia en la escuela, ya es un tipo de educación sexual. Una educación que nos dice que el sexo y la sexualidad son tabúes.
Nuestra educación sexual es toda la información que recibimos sobre el sexo a lo largo de nuestra vida. Comenzamos a recibir educación sexual desde el momento en el que nacemos prácticamente.
La educación sexual va desde las respuestas de nuestros padres cuando preguntamos “cómo vienen los niños al mundo”, hasta las historias de las primeras relaciones sexuales de nuestras amigas… pasando por lo que nos cuentan en la televisión y lo que vemos en internet.
Abuso sexual: el peor tipo de educación sexual
Una de las formas más terribles de educación sexual es el abuso sexual.
Lamentablemente, muchas personas han aprendido sobre el sexo y la sexualidad a través de experiencias traumáticas de abuso sexual.
Obviamente, el abuso sexual nos enseña cosas muy equivocadas sobre el sexo y la sexualidad.
Si quieres saber más sobre el impacto del abuso sexual en la sexualidad, puedes leer esta publicación: Las secuelas del abuso sexual.
Educación sexual en la niñez y adolescencia
La relación de los miembros de nuestras familias con el sexo también es importantísima para nuestra educación sexual: va a determinar en gran parte cómo nos sentimos con respecto al sexo y la sexualidad.
El primer momento realmente importante de nuestra educación sexual se da alrededor de los 3 años, cuando comienza a surgir nuestra curiosidad sexual.
Con curiosidad sexual no me refiero a curiosidad por las actividades sexuales; a los 3 años lo que nos da curiosidad son nuestros genitales y los genitales de las demás personas.
Y desgraciadamente, es a esta edad tan temprana, cuando comienzan a reprimir nuestra sexualidad.
A los 3 años nuestro entorno más importante es nuestra familia. Si nuestra familia no nos habla de la sexualidad con naturalidad, aprendemos a reprimir nuestra sexualidad.
Mensajes del tipo “no te mires ahí” o “no te toques ahí” nos enseñan que los genitales son una parte de nuestro cuerpo que no deberíamos ni ver ni tocar… y que son unas partes tan vergonzosas, que ni siquiera merecen ser llamadas por su nombre.
También es nuestra familia la que va a determinar nuestras primeras experiencias de autoexploración.
Autoexplorarnos es una experiencia crucial en nuestra adolescencia para tener una sexualidad saludable.
Durante la adolescencia, empieza a nacer el deseo sexual. Y si nuestra familia condena el deseo sexual, este deseo sexual nos va a generar mucha confusión.
Si nos enseñan que explorar nuestro propio cuerpo “está mal”…. O no vamos a conocer de verdad nuestro cuerpo… o lo vamos a hacer sintiendo vergüenza, culpa y/o ansiedad.
Educación sexual para adultos (sociedad sexualmente negativa)
La sociedad en su conjunto tiene un papel fundamental en la educación sexual al fomentar una cultura sexualmente positiva y abierta que celebra la diversidad y respeta los derechos sexuales.
Aunque nuestras familias hayan sido muy “liberales” (en otras palabras: aunque los miembros de nuestras familias sí hayan estados conectados con su sexualidad y nos hayan hablado con naturalidad sobre el sexo), tenemos que tener en cuenta que somos seres sociales.
Vivimos en una sociedad. Nuestros padres y familiares también viven en una sociedad.
Y justo en los países de habla hispana, las sociedades son muy conservadoras y muy machistas.
No importa si estamos en contra de las ideas sobre la sexualidad que nos trasmite la sociedad, esas ideas están ahí y de alguna u otra manera las terminamos asimilando.
Tengamos en cuenta que sexualidad no es solo sexo.
La relación que tenemos con nuestros cuerpos es parte de nuestra sexualidad, por ejemplo. Y vivimos en una sociedad con estándares de belleza ridículos, donde ser flacas y ser o vernos jóvenes debería ser nuestro máximo objetivo en la vida.
Cuando somos niñas, somos como esponjas: absorbemos toda la información que recibimos. No solo los estándares de belleza… si no también ideas sobre el sexo.
Ver una publicidad de mujeres semidesnudas vendiendo distintos productos, por ejemplo, nos está diciendo que el sexo es una forma de vender, aunque en ese momento no seamos conscientes del mensaje.
Pornografía
La pornografía es una fuente común de educación sexual para muchos jóvenes y adultos, pero su contenido no siempre es preciso, saludable ni ético.
La pornografía puede fomentar una imagen distorsionada y objetivada de la sexualidad, así como promover la violencia y la discriminación sexual.
La pornografía nos enseña cosas equivocadas sobre lo que es el sexo y sobre cómo “deberían” ser nuestros cuerpos.
Toda la idea que está detrás de la industria pornográfica es que las personas pueden ser utilizadas como objetos sexuales. Al consumir porno, estamos mirando personas teniendo sexo para estimularnos sexualmente.
Personas a las que se les paga por crear ese contenido.
Eso refuerza la idea de que el sexo es como una moneda: de que está bien tener sexo para conseguir cosas a cambio.
Una idea que no es para nada saludable, porque el sexo no debería ser una forma de conseguir cosas.
Además, la mayoría de veces, la pornografía presenta ideas e imágenes sexuales abusivas. Muchas veces hacen que la violencia y la humillación parezca placentera. Y eso hace que normalicemos muchos aspectos sexuales que no son saludables.
Otro punto errado de la pornografía es que, en general, presenta el sexo como sinónimo de penetración y los orgasmos como si fueran el punto final del sexo.
Y ni la penetración ni los orgasmos son requisitos para tener sexo.
Por otro lado, los materiales pornográficos NO muestran el estándar de los genitales humanos.
Los genitales femeninos en los materiales pornográficos suelen estar editadas quirúrgica o digitalmente para ajustarse a ciertos parámetros.
El tamaño de los genitales masculinos tampoco suelen ser el estándar. E irónicamente, los genitales masculinos de los materiales pornográficos son la fuente de comparación para muchísimos hombres heterosexuales.
El problema con estas representaciones tan limitadas de los genitales es que influyen en lo que percibimos como genitales “normales”.
No nos dejemos engañar: existe una gran variedad!
Y a menos que te duela algo, todas las variedades son normales y saludables!
Cuestionario de sexualidad (PDF)
Es importante ser consciente de la educación sexual que hemos recibido para poder identificar posibles carencias y buscar información precisa y saludable para complementar nuestra formación.
Por eso, he creado un cuestionario de sexualidad en formato PDF que te permitirá reflexionar sobre tu propia educación sexual y descubrir áreas en las que podrías buscar más información o apoyo.
El cuestionario incluye preguntas sobre distintos temas relacionados con la sexualidad y la educación sexual.
Te invito a que lo descargues para que que puedas conocerte mejor y continuar tu camino hacia una educación sexual integral y saludable.
Recuerda que la educación sexual es una parte importante de nuestra vida y que siempre hay más por aprender.
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