6 creencias falsas sobre el sexo y la sexualidad

Alguna vez te has detenido a pensar dónde aprendiste todo lo que sabes sobre sexualidad y sexo.

¿Toda la información que has recibido sobre el sexo y la sexualidad es correcta?

¿Quién te enseñó sobre estos temas?

¿Fue tu familia? ¿En la escuela? ¿En la universidad? ¿Tu religión? ¿Tu círculo de amigos?

O peor aun: ¿fue por un abuso sexual?

En el caso del abuso sexual, muchas veces cuando las sobrevivientes piensan en sexo en verdad están pensando en abuso sexual.

En esta publicación quiero hablar de algunas creencias falsas que pueden ser trasmitidas por los abusadores y también por nuestra sociedad.

Todas estas creencias están equivocadas e interfieren con nuestro derecho a disfrutar una sexualidad saludable!

El sexo es una necesidad

La creencia de que el sexo es una necesidad es peligrosísima, porque parece inofensiva y eso hace que no mucha gente se la cuestione.

Pero el sexo NO es una necesidad.

El deseo sexual no es como el hambre, no es como la sed.

Nuestra supervivencia individual no depende de tener sexo.

Durante mucho tiempo se creyó que el sexo sí era una necesidad. Y esto es lo que mucha gente sigue creyendo.

Si tú también lo que creías, vamos a romper ese mito ahorita.

Si no comes durante una cierta cantidad de tiempo, te mueres. Si no tomas agua durante 5 días, te mueres. Si la temperatura de tu cuerpo disminuye drásticamente y no te abrigas, eventualmente te mueres.

Pero si no tienes sexo no te pasa nada.

Puede ser incómodo para algunas personas, pero la realidad es que no afecta tu salud.

El sexo es uno de los placeres más grandes del mundo, es una experiencia maravillosa, pero NO es una necesidad.

Si como sociedad creemos que lo es, muchas personas se sienten con derecho a tener sexo.

Si te estás muriendo de hambre y tu única opción para comer es robarte un pan… no importa que tan alta sea tu moral, lo vas a hacer porque es una cuestión de vida o muerte. Robarte ese pan es un acto de supervivencia.

Bajo la lógica de que el sexo es una necesidad, algunas personas creen que “morirse de ganas” de tener sexo es una justificación suficiente para cometer actos sexuales abusivos.

El sexo es incontrolable

Y la creencia de que el sexo es una necesidad, está relacionada con la creencia de que es incontrolable.

Muchos abusadores trasmiten la idea de que el sexo no se puede controlar. Esto les sirve como argumento: es más fácil justificarse detrás de un “lo hice porque es incontrolable” que asumir la responsabilidad de sus propias acciones.

Y quieran o no, las víctimas terminan recibiendo este mensaje y asumiéndolo en alguna parte de su cerebro como verdad.

Además, esta creencia falsa se puede ver reforzada por los sentimientos que generó el abuso.

Es muy común que la víctima sienta excitación y también es muy común que la mente no lo entienda y termine creyendo que el cuerpo ha sido traicionado por algo que no se puede controlar.

Si sentiste excitación durante el abuso, tienes que saber que tu cuerpo no te traicionó. Las reacciones sexuales son respuestas fisiológicas naturales a la estimulación sexual. Y las respuestas fisiológicas no se pueden controlar.

Que no hayas podido controlar una reacción sexual, no quiere decir que el sexo no se puede controlar.

El sexo duele y hace daño

Muchas personas asocian sexo con dolor debido a una mala educación sexual o a una mala experiencia previa. O a una mezcla de ambas cosas.

Además, esta creencia suele reducir sexo a penetración vaginal. Y no, no son sinónimos.

La penetración vaginal puede doler si no hay lubricación.

Los encuentros sexuales forzados inhiben la relajación de los músculos y la lubricación en las mujeres. Y demás está decir que si la víctima es una niña, su cuerpo es muy chico y todavía no está desarrollado para tener encuentros sexuales.

Al ser un acto doloroso, las sobrevivientes de abuso violento terminan asumiendo que el sexo causó el dolor que sintieron. Cuando la realidad es que el abuso sexual causó el dolor, no el sexo en sí.  

Así el abuso sexual no haya implicado violencia, siempre deja en las sobrevivientes una sensación de dolor. Share on X

Por otro lado, el abuso sexual también duele emocionalmente porque implica una traición psicológica; sobre todo si el abusador es alguien cercano a quien se le tenía confianza.

Y al igual que en el caso del dolor físico, se suele asumir que el sexo es el responsable de esta traición.

En muchos otros casos, el problema tiene que ver con no respetar el momento de excitación en el que nos encontramos. Muchas veces por desconocimiento de nuestro ciclo sexual creemos que ya estamos listas para una estimulación genital, sin haber pasado por las fases “previas” de la excitación, donde necesitamos otro tipo de estimulación.

Algunos ejemplos de malas experiencias previas son: ponerse mal un tampón, penetraciones dolorosas (debido a falta de lubricación, una infección, o una pareja descuidada) y también penetraciones no deseadas (aunque sí hayan sido consensuadas).

Pero no solo las malas experiencias previas pueden generar miedo a la penetración.

También algunas ideas preconcebidas de la penetración que suelen venir de creencias religiosas muy restrictivas y/o de una mala educación sexual donde se describe la penetración como algo sumamente doloroso.

Y aquí es casi imposible no mencionar el mito del himen, que se supone que duele cuando se rompe. Para empezar, no todas las mujeres nacen con himen. Y hay casos en los que el himen no se rompe con la penetración.

Aunque sea relativamente cierto que durante la primera penetración haya dolor, esto no necesariamente es culpa del himen!

 La razón más común del dolor durante la primera penetración es la falta de lubricación. Muchas veces ese primer sangrado que asociamos con la ruptura del himen, en verdad se debe a un desgarro vaginal por falta de lubricación.

Y la falta de lubricación muchas veces se debe a falta relajación.

El sexo deseado no duele; el sexo sin relajación y sin cuidado duele. NO el sexo en sí.

El sexo se hace a escondidas

Y por si acaso, cuando hablo de sexo también me refiero a masturbación.

Muchas familias conservadoras enseñan a los hijos e hijas que el sexo es “sucio”. Que masturbarse es un pecado. Que es algo que no se debería hacer… y que hacerlo te convierte en una persona mala.

En el caso de las mujeres nos enseñan a decirle que no al sexo y a que nuestro cuerpo nos dé vergüenza y hasta culpa.

Seamos sinceras, en Latinoamérica, si nos expresamos sexualmente de manera abierta somos unas perras.

Con todos estos mensajes, es normal que muchas personas crean (quizás inconscientemente) que el sexo es algo malo y que por lo tanto, debería hacerse a escondidas.

Que el sexo sea privado y personal, no significa que deba hacerse «a escondidas». Cuando hablo de hacerlo a escondidas, me refiero a hacerlo con la mentalidad de que estamos haciendo algo que «está mal», como si fuera una travesura

Los casos de abuso sexual, sobre todo infantil, implican un secreto entre el abusador y la víctima. Y esta idea del sexo como «un secreto», termina siendo interiorizada por la sobreviviente.  

El sexo sirve para conseguir cosas

Vivimos en una sociedad machista donde a las mujeres no nos gusta el sexo. Entonces, como para «convencernos» de tener sexo, los hombres nos dan algún tipo de premio.

Premios en forma de regalos, favores o algún tipo de atención especial.

Y así, el sexo termina convirtiéndose en una moneda: damos sexo para recibir algo a cambio.

En otra escala, que la víctima saque algún tipo de beneficio es un escenario muy común en las dinámicas de abuso sexual. Esto sirve para que el abusador no se sienta tan mal porque está dando algo a cambio. Y también les sirve para lograr que el abuso se prolongue en el tiempo.

Cuando pensamos que el sexo es como una moneda, esa idea se transforma en que el sexo es lo que nos da valor como seres humanos; en que el sexo es una forma de pagar por el amor de alguien; o que con sexo podemos comprar una relación.

El sexo es una obligación

Ver el sexo como una obligación está muy relacionado con la creencia anterior.

Si ves el sexo como algo que se da y se recibe es muy probable que también sientas algún tipo de obligación.

Muchas personas (sobre todo mujeres) se sienten comprometidas a tener sexo después de que las han invitado a salir. Como si tuvieran que pagar algunos favores con sexo.

Y no solo se da en el caso de las citas, también pasa dentro de las relaciones. Mucha gente siente que es obligatorio tener sexo con su pareja, por el miedo a que su pareja consiga sexo en otro lado.

El sexo es una decisión, no una obligación. Eso significa que tienes derecho a decir no, en cualquier momento y con quien sea.

Decir SÍ no significa nada hasta que no aprendas a decir NO. Share on X

Estas son 6 creencias falsas sobre el sexo que interfieren con nuestra sexualidad.

Te invito a revisar estas creencias y cambiarlas en mi taller Abraza tu Yo Sexual.

Comentarios

Una respuesta a «6 creencias falsas sobre el sexo y la sexualidad»

  1. Edison Flores

    Es muy claro y muy cierto, las implicaciones que dejan ideas tan falsas como las señaladas 6 falsas creencias y que nos privemos de disfrutar una sana sexualidad

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